domingo, 23 de enero de 2011

Por la noche. (y por el día)

A veces espero de la vida mucho más de lo que esta espera de mí o, al menos, sí seguro más de lo que debería.

También a veces, y sin fundamento lógico alguno, me sobrecoge un temor inmenso capaz de arrancarme de la cordura y enviarme directamente al más profundo mundo de la paranoia y la sospecha, atemorizada por todo aquello que desentone, se mueva o suene a mi alrededor, o lo que es muchísimo peor, en mi interior. Pues es en estos momentos en los que la imaginación me juega las peores pasadas y me entran ganas de salir corriendo hacia la habitación de mis padres y acurrucarme entre ellos en su cama, hasta conciliar el sueño, como hacía de niña. Quizás escriba esto porque es, justo ahora, uno de esos momentos, o quizás porque es este mi pequeño rincón de confesiones. Quién sabe.

El caso es que tengo miedo...

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